En la actualidad estamos experimentando cambios importantes en nuestra vida cotidiana: Poco a poco las tiendas de barrio se transforman en agencias de compraventa electrónica y Facebook, Instagram, Twitter y Google, se han convertido en plazas públicas donde se puede adquirir cualquier cosa que necesitemos.
Actualmente, hay una cantidad tan grande de ofertas que corremos el riesgo de perdernos en una plaza abarrotada de personas, productos y servicios. Estas ofertas que abarcan desde cosas de poco valor hasta la más importante inversión buscan dar respuesta a necesidades constantes de los consumidores.
Por esta razón hoy en día ya no es suficiente un buen producto, el éxito al vender en estas plazas públicas digitales, radica en la forma de contar la historia en torno al producto o servicio y generar conexión con aquellas personas que se sientan atraídas hacia el mercado específico que queremos posicionar.
Las empresas del futuro basarán su verdadero valor en los vínculos que hayan generado con sus consumidores y de lado quedarán las inversiones en activos tangibles. Los secretos corporativos manejados hasta hace algún tiempo como un verdadero tesoro irán poco a poco quedando en el olvido, ante su incapacidad de generar valor de conexión y beneficio real para los consumidores.
Precisamente la idea de hacer que los consumidores crean que quieren algo para conducirlos a hacer una compra debe cambiar por una táctica encaminada a apoyarlos a decidir mejor.
Un usuario o consumidor desea “opinar, discutir, hablar y recomendar”, tener una historia, involucrarse en todo sentido con aquellos a quienes ha elegido para ser sus proveedores de confianza; de esta forma se convierten en los mejores difusores de la marca, la recomendarán y hablarán de ella en donde quiera que estén.
Este nuevo escenario en los negocios a nivel mundial obliga a las empresas a crear nuevos canales de comunicación para dialogar e interactuar con sus usuarios, aprender de sus errores y al mismo tiempo seguir mejorando aquellas cosas que estén teniendo un efecto positivo en el desarrollo de la operación.
Las empresas que poco a poco alcancen esa madurez, serán precisamente aquellas que evolucionen de ofrecer simplemente un producto o servicio, a generar una experiencia de alto impacto en sus clientes para generar mayor recordación y así evitar que ellos mismos terminen confundiéndose en un mar de ofertas, promociones y productos similares que manejan la misma línea de posicionamiento orgánico, sin tener en cuenta la experiencia final del consumidor.
Ya que el ser humano siempre ha tenido fascinación por escuchar historias y metáforas, es esencial comprender que son más importantes estas que los mismos productos, convirtiéndose este tipo de metodología en la forma más efectiva para alcanzar las metas de mercadotecnia y branding.
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